No es un nuevo sistema capitalista, ni una nueva vía que se genere como alternativa al sistema. En la actualidad está todo inventado y creo que bien inventado, lo que ocurre que la vieja banca y los viejos políticos han abusado tanto de todo que ahora nadie confía en el capitalismo ni tampoco en los políticos que amparándose tras el viejo sistema siguen medrando día a día, la sociedad necesita creer y para creer necesitamos bancos que crezcan no solo en su beneficio sino también en su ética, bancos que de verdad estén al lado de los clientes, bancos que estudien los proyectos de la sociedad y apoyen las iniciativas de pueblo para generar riqueza y que no sólo se limiten a analizar el bolsillo del solicitante del préstamo para ver si le pueden dejar la cantidad que pide ó no. Esa seria una banca que “arriesgaría” y estaría al lado del pueblo, y no como ahora que nos encontramos con haber dado “generosamente” unos créditos hipotecarios que ahora pesan como yugos sobre las cabezas del pueblo, ya que la mayoría de familias tienen algún desempleado en casa y a los pocos que trabajan les han privado de hacer horas extras, con lo que las familias a duras penas llegan para cubrir un alquiler y los gastos del mes. Necesitamos una banca “imaginativa” que genere confianza social y que trabaje mucho para sacar del “hoyo” a nuestra sociedad. Esa es la banca que me gustaría que recibiera esos millones de euros que ha destinado el Gobierno de España, que analizara caso a caso y que de verdad la sociedad la viera como un APOYO social con mayúsculas, cuando ha ido bien hemos ganado mucho dinero y ahora que va mal estamos al lado del pueblo. No se si es capitalismo, socialismo, liberalismo, pero desde luego, están perdiendo Vds. una gran ocasión de ganarse a la sociedad. Perdonen los beneficios de los próximos dos años, creen consejos de defensa del cliente del banco donde se pueda estudiar cada caso particular, permitan que la sociedad les vea accesibles, sean empáticos con la sociedad y nosotros defenderemos después nuestra banca durante toda nuestra vida.
También le pediría a los políticos que aprovechen esta oportunidad histórica de caminar junto al pueblo, no más corrupción urbanística, ni de ninguna otra clase claro, pero la realidad es que a cualquier ciudadano de la calle que le preguntemos nos dice que con seguridad entre un 2 ó un 3 % de las obras públicas que se realizan en este país, van destinadas a no se sabe dónde, ó al menos esos es lo que cree la sociedad. Ustedes no han sabido coger el toro por los cuernos y si de verdad sus partidos necesitan más dinero revisen la Ley de financiación de partidos políticos y no del desvio permanente y silencioso (a voces) de efectivo. ¿por qué?: Porque la corrupción es humana y si yo tengo que desviar dinero a mi partido, al final soy capaz de justificar hasta que el dinero era mio y por eso me lo quedo, con lo que hemos ganado un chorizo y hemos perdido lo que podría ser un potencial buen servidor público. Aprovechemos la ocasión para decirles a esos “políticos” que no hagan obras faraónicas con el dinero de todos y que sean un poco más austeros que como en mi casa, no es mejor político el que más obras hace, sino el que menos debe.
A los sindicatos, que podrían estar siendo de gran ayuda social en este momento, tampoco no son sensibles a la situación actual. Los sindicatos actualmente son poderes económicos con nomina del estado a través de las subvenciones y del pago público de los cursos de formación para desempleados y en algunas ocasiones reivindicativos según como interese al poder político. No en vano son extensiones de los partidos políticos con sus mismos problemas y en sus Jefaturas lejos del pensamiento social de la ciudadanía. Con el trabajo y los medios personales que tienen (personal liberado para tareas sindicales) como no se les ocurre hacer economatos sociales, guarderías laborales, comedores colectivos, alojamiento para sin techo (criticáis a la iglesia que lo hace y vosotros que hacéis) en definitiva mejorar la calidad de vida de sus afiliados. Claro he dicho afiliados, claro afiliados no tienen ni estos, ni tampoco los políticos ya que tenemos un índice muy bajo de afiliación política, solo tiene que pensar el lector a que partido político ó a que sindicato pertenece y cuanta gente de su alrededor lo esta. Quizá ¿la sociedad actual no confía en sus estructuras?.
Políticos, banqueros y sindicalistas, y los que para éstos trabajan, tenéis una ocasión de oro para que nosotros la sociedad, creamos en vosotros, no la desaprovechéis ¡ayudadnos¡.
FERNANDO RAMON